martes, 30 de junio de 2009

CAMPANADAS TRISTES

Hoy es un día triste. Las campanas de la torre han anunciado la muerte de una vecina de Erla.
El plegadero siempre sirve de lugar para informar y ser informado de quién ha sido el desafortunado.
El toque de "muerto" ha sido como ahora desde hace muchos años. Los más antiguos del lugar lo recuerdan desde siempre.
Es un toque triste, contagioso, con una cadencia lenta, de arriba a abajo, que se repite durante varios minutos y, al final, se va acelerando como si fuese el desenlace trágico de una película. Crea una sensación de calma y desasosiego al mismo tiempo.
Hay algo de tierna belleza en su música. Me recuerda desenlaces trágicos, pero con una sensación de paz incontrolable, de obras maestras de la Literatura. Por ejemplo la muerte de Platero:

A mediodía, Platero estaba muerto. La barriguilla de algodón se le había hinchado como el mundo, y sus patas, rígidas y descoloridas, se elevaban al cielo. Parecía su pelo rizoso ese pelo de estopa apolillada de las muñecas viejas, que se cae, al pasarle la mano, en una polvorienta tristeza...
Por la cuadra en silencio, encendiéndose cada vez que pasaba por el rayo de sol de la ventanilla, revolaba una bella mariposa de tres colores...
También me viene a la memoria la muerte de José arcadio Buendía en Cien Años de Soledad:
 
Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabecera de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual, hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos, hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto, despertando hacia atrás, recorriendo el camino inverso, y encontraba a Prudencio Aguilar en el cuarto de la realidad. Pero una noche, dos semanas después de que lo llevaron a la cama, Prudencio Aguilar le tocó el hombro en un cuarto intermedio, y él se quedó allí para siempre, creyendo que era el cuarto real. A la mañana siguiente Úrsula le llevaba el desayuno cuando vio acercarse un hombre por el corredor. Era pequeño y macizo, con un traje de paño negro y un sombrero también negro, enorme, hundido hasta los ojos taciturnos. «Dios mío -pensó Úrsula-. Hubiera jurado que era Melquíades.» Era Cataure, el hermano de Visitación, que había abandonado la casa huyendo de la peste del insomnio, y de quien nunca se volvió a tener noticia. Visitación le preguntó por qué había vuelto, y él le contestó en su lengua solemne:



-He venido al sepelio del rey.


Entonces entraron al cuarto de José Arcadio Buendía, lo sacudieron con todas sus fuerzas, le gritaron al oído, le pusieron un espejo frente a las fosas nasales, pero no pudieron despertarlo.


Poco después, cuando el carpintero le tomaba las medidas para el ataúd, vieron a través de la ventana que estaba cayendo una llovizna de minúsculas flores amarillas. Cayeron toda la noche sobre el pueblo en una tormenta silenciosa, y cubrieron los techos y atascaron las puertas, y sofocaron a los animales que durmieron a la intemperie. Tantas flores cayeron del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarías con palas y rastrillos para que pudiera pasar el entierro.



8 comentarios:

  1. Si era toda en tu verso la armonía del mundo,
    ¿donde fuiste, Dario, la armonia a buscar?.
    Jardinero de Esperia, ruiseñor de los mares,
    corazón asombrado de la música astral,
    ¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno,
    y con las nuevas rosas triunfantes volverás?.
    ¿Te han herido buscando la soñada Florida,
    la fuente de la eterna juventud, capitán?.
    Que en esta lengua madre la clara hístoria quede;
    corazones de todas las Españas, llorad.
    Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,
    esta nueva nos vino atravesando el mar.
    Pongamos, españoles en un severo marmol,
    su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más;
    Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,
    nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.

    Antonio Machado.

    Con todo el cariño de los que te quieren.

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  2. Al mediodía nuevamente se han dejado oír las campanas. Seguramente para José Arcadio ha sido un sonido mucho más agudo y más triste de lo acostumbrado.
    En estos momentos de dolor, pocas cosas son las que podemos decir a su familia para aliviar su pena. Como yo siempre digo este dolor es el tiempo el que lo cura, ya que de otra manera sería imposible seguir viviendo, y los que aquí quedamos tenemos que continuar haciendolo.
    Desde estas líneas quiero expresar mi sentimiento de dolor hacia josé Arcadio y familia. Un abrazo.

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  3. DÍA DE DUELO EN MACONDO
    Hoy Macondo está de luto.Me quiero unir al duelo de la familia y decirle a José Arcadio que va a sentirse arropado por todos los vecinos de nuestro querido pueblo,él y todos los suyos.Un beso muy fuerte.

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  5. ¡Qué buenas están las guiñoteras!,que gane la mejor...FELIZ VERANO

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  6. Estamos "Divinas de la muerte" no nos duele absolutamente nada.

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  7. Algún día de estos me acercaré por la piscina para ver a las famosas guiñoteras...,ah...y también al socorrista que está como un tren.

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  8. Felicidades a "todas las Carmenes".
    A ver si hoy os estiraís un poco.

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