sábado, 31 de diciembre de 2011

JULIÁN

Anoche, en el Plegadero de Erla (a veces el invierno es tan extraño), revolaba
 una mariposa de tres colores(Juan Ramón Jiménez, muerte de Platero).

Ha muerto Julián, mi amigo el filósofo. También era el cura del pueblo.
He recreado, durante todo el día (alguna lágrima he limpiado de mis mejillas), los
 inmensos recuerdos que de él tengo.

Disfrutábamos, como si fuésemos,  él maestro y yo alumno de bachillerato, de
conversaciones profundas sobre la metafísica y la ética de Spinoza, dudanto
ambos de la existencia de Dios, sobre el monismo que nos daba la razón a ambos.
San Agustín, Santo Tomás, Kant, Descartes y Sócrates eran temas frecuentes en
 nuestras tertulias que nunca olvidaré.

Hombre progresista y buen amigo, descansa en paz ahora que has aclarado tus
dudas y estás en el universo formando parte de todo, enriqueciendo con tu mente
prodigiosa esa energía inagotable que es Dios.

Siento que no te has ido del todo, que estás ahí. Todavía estás en mi mente.

José Arcadio (31-12-2011)



martes, 20 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD

Felices Fiestas a todos los visitantes de  Macondo.
                  José Arcadio

martes, 13 de diciembre de 2011

CIRILO







Nexo entre las precarias pasarelas de moda de la época y el pueblo, Cirilo
 recorrió miles de kilómetros visitando villas y pueblos de la comarca, entre
 ellos, Erla.



Confeccionó ajuares de novias, vistió trabajadores del campo, inundó de
camisetas, calzoncillos, bragas y pantalones cada casa.



Él conocía a cada mujer y todas las mujeres de este pueblo lo conocían y
esperaban el día en que, sobretodo en primavera y verano, recorría las calles con
sus paquetes y fardos de ropa debajo del brazo.



Aquellas amas de casa no necesitaban de la tarjeta de compra de El Corte Inglés
 para comprar a plazos sin tener que firmar letras o recibos. No había, para
Cirilo, archivos de morosos.



Dejaba la furgoneta encima del Plegadero para, desde ahí, recorrer calle a calle,
 casa a casa, todos los rincones de Erla.



Monos de mecánico, vaqueros, americanas, batas y calcetines cubrían las
necesidades de todos los vecinos sin tener que moverse de casa.



Durante muchos años, Cirilo fue, en Erla, un personaje querido y entrañable. Era
 un hombre honrado y trabajador que supo ganarse la confianza de todos y
 cumplió una función fundamental en aquellos años de tantas carencias



No he podido conseguir ninguna foto de este personaje entrañable, pero en mi
 recuerdo está la imagen y la silueta de un hombre que , sin ser erlano, forma
 parte de la historia de este pueblo.

jueves, 24 de noviembre de 2011

LA PANADERÍA

Varios años antes de la Guerra Civil, Erla era un pueblo nutrido de habitantes
y con una actividad agrícola y ganadera considerable.

Seguramente que Antonio Martínez tuvo en cuenta estos datos socioeconómicos a la hora de
 de montar su propia panadería. No creo que pudiera sospechar que, casi un siglo más tarde,
 la cuarta generación siguiera explotando el negocio con éxito y abasteciendo a gran parte de los pueblos de las Cinco Villas Orientales.

Antonio tuvo dos hijos. Lorenzo se independizó y creó su propio negocio en un
pueblo cercano. Mariano continuó la labor de su padre en Erla, conviviendo con
otra panadería que desapareció en los años sesenta.



Luego siguió Carlos, hijo
de Mariano, quien manteniendo
el viejo horno de leña, supo
adaptarse a las necesidades y a
la tecnología y  ha asumido
perfectamente  las exigencias
de la industria alimentaria de hoy.

Mano a mano con su hijo, también
Carlos, y la ayuda de varios
miembros de la familia, dan servicio
a una parte de la comarca que,  debido
a la despoblación, había quedado
aislada y privada de un servicio tan
básico como es el suministro de pan.

No puedo olvidar los años de mi infancia en los que, sobretodo en estas fechas, las mujeres
iban al horno de Martínez para elaborar sus propias tortas de Moño, tortas de anís,
refulláus, tortas de chicharrones, madalenas,mantecados, etc., previendo la Navidad y
 aprovechando que se había hecho la matacía.

Hoy la panadería sigue elaborando todos estos productos tradicionales y alguno más,
dando una excelente calidad en una repostería que nos gusta a todos y de la que presumimos
cuando recibimos algún visitante.

Quiero destacar el doblero como un producto exclusivo y delicioso. Es un dulce que acompaña,
desde hace bastantes años, a las fiestas populares de Erla y deja muy buen sabor de boca
a vecinos y visitantes.




Tampoco olvido la fogaza,
una especialidad de pan de
aceite que en pocos sitios
puede encontrarse fuera de
aquí, ni las migas cortadas
hechas con pan cocido en
leña como el resto.










Merece la pena escaparse un día hasta Erla para probar estos productos de los que,
los que somos de aquí, nos sentimos orgullosos.








sábado, 19 de noviembre de 2011

LA MATACÍA

Desde tiempos inmemoriales, a partir de Todos los Santos hasta la primavera, se
celebraba en todas las casas de Erla la matacía.

Varias horas antes de llegar la luz del día, las hogueras en los corrales anunciaban
la fiesta.  Un caldero sobre la lumbre calentaba agua y los miembros de la familia,
acompañados de familiares y amigos preparaban todo lo necesario para lo que ha
sido, durante siglos, una parte muy importante de la economía familiar para el resto
del año.

Cuando el agua del caldero estaba en ebullición, se sacaba
el cerdo de la zolle y el matachín, con la ayuda de un gancho
arrastraba al animal hasta la vacía.

Con la ayuda de varios hombres fuertes que lo sujetaban de
las patas y el rabo, el matachín degollaba al cerdo y la mujer
de la casa recogía y removía con la mano la sangre.


Los que éramos niños, en aquellos tiempos, solíamos colaborar sujetando el rabo.
Disfrutábamos de un espectáculo inolvidable durante la horas previas a la escuela.

Cuando el cerdo estaba muerto, se daba la vuelta a la vacía y se introducía dentro
al animal.  El agua caliente del caldero servía para escaldarlo y lavarlo.

Una vez libre de pelo y suciedad, labor que se realizaba con unos cazos apropiados
para ello, el cerdo se colgaba de las patas traseras a una anilla que había clavada en
un madero, con la ayuda de una soga y un balancín.



El matachín continuaba su labor destripando el
cerdo y extrayendo el hígado, asadura, riñones,
corazón y las mantecas.

Después sacaba la vechiga , que habría de servir
después, para hacer una gran morcilla.



Una vez colgado el cerdo, el matachín se iba a otra casa para hacer lo mismo.
En las brasas se asaban trozos de hígado y chinchorras, con las que todos los
asistentes almorzaban.

Después del almuerzo, las mujeres limpiaban la tripa para poder hacer los
embutidos.

El resto de la mañana, el cerdo se joreaba colgado, a la espera de que, después
 de comer, el matachín volvía para partir las diferentes piezas(jamones, paletillas,
espalda, lomos, papadas, cabeza, etc).

Ya por la tarde, las mujeres capolaban la carne para hacer los chorizos y las
longanizas, ponían el lomo y las costillas en conserva de manteca y cocían las
morcillas en el caldero.




El hombre de la casa salaba los jamones , paletillas y papadas para, unas semanas
 más tarde, colgarlos.

Era una jornada completa y fascinante donde todos los miembros de la familia
colaboraban de una u otra manera.

Esta tradición se ha ido perdiendo hasta, prácticamente, su desaparición.

Recuerdo con nostalgia  grandes matachines en Erla, como Antonio "Dindín",
Marino  y José Antonio Lasierra. 

También quiero recordar a una gran mondonguera  que solía acudir a casi todas
las matacías para ayudar a las mujeres. Era la señora María de Cazo, una gran
profesional en  este arte.

Hay pueblos donde todavía se celebra, como fiesta tradicional, la fiesta  de la
matacía.




















domingo, 13 de noviembre de 2011

LA TORRE DEL SEÑORÍO

A pesar de estar adosada a la Iglesia de Santa María la Mayor de Erla, forma parte del patrimonio artístico civil de nuestra villa, ya que es propiedad del Ayuntamiento.

La Torre del Señorío fue construída a mediados del siglo XV por la familia  López de Gurrea, de la que fue señorío  el pueblo en aquella época, después de haberlo sido de los Condes de Luna.

Este edificio puede considerarse como el prototipo de estas edificaciones en Aragón.  Con carácter de residencia del señor del lugar, eran levantadas por los nobles del lugar con la doble función de residencia y punto fuerte en la defensa de sus propiedades, además de puerta de acceso a las mismas.

Está construída en dos plantas. La primera, consta de dos crujías (portales) rematados por bóvedas de crucería, de gran belleza.  El primero fue la puerta de acceso al recinto fortificado y, hoy, sigue abierto al tránsito como parte de la calle. El segundo, hoy abierto por la parte interior, se encontró cerrado durante siglos y sirvió de acceso a la planta superior, además de cárcel.

La torre es de planta rectangular  de 14 por 7 metros y unos 25 metros de altura.

La planta superior es una gran sala cubierta de dos bóvedas de crucería separadas por un arco fajón apuntado  y dos ventanas germinadas  con parteluz y tracerías góticas.

El edificio es un volumen compacto que alberga también el campanario de la Iglesia, al que se accede  a través de una escalera de caracol ejecutada, como todo el conjunto, en piedra de sillería.

Es el edificio más alto de la villa de Erla.

En la segunda crujía (portal interior) se encuentra grabada una Vara Jaquesa que servía de medida para los comerciantes que, a los pies de la torre, instalaban sus puestos de venta de telas y otros artículos.

Las dos fachadas fueron restauradas en los años setenta, pero la parte inferior ha sufrido un importante deterioro en los últimos años y requiere de una intervención urgente para evitar un deterioro más serio.


También, la parte oeste de la fachada, adosada a una vivienda, requiere de una restauración importante ya que han aparecido grietas preocupantes.


martes, 1 de noviembre de 2011

DON BABIL

Don Babil Bandrés Liarte nació en Erla el 24 de enero de 1800. Su padre, un agricultor modesto que vivía de algunas tierras arrendadas de la finca de Paules,era de Erla. Su madre procedía de Tarazona.

Siguió la tradición agrícola de su padre, a la que dedicó toda su vida.

Os preguntaréis porqué saco aquí a relucir a este personaje erlano. Fue un buen agricultor pero, por encima de todo, fue un hombre con una cultura impresionante, fruto de su esfuerzo personal a lo largo de toda su vida.

Era referente cultural en el pueblo y la comarca, en cuyo territorio participó en numerosos foros culturales de la época.

Acumuló una importante biblioteca personal y numerosos escritos propios que, por desgracia, se perdieron, pero quedan en la memoria de la familia, transmitida de generación en generación.

Tampoco queda ninguna imagen de este ilustrado del siglo XIX que podamos  exponer en esta página.
Sólo puedo mostraros la casa donde vivió y que, hoy, sus descendientes la han convertido, con gran esfuerzo, en casa  de turismo rural.

Es la casa Don Babil, a pesar de que todos la hemos conocido como Casa Mabil ( deformación lingüística que ha llegado hasta hoy desde las últimas generaciones).

Ojalá pudiera contaros más cosas de este personaje que, seguro, fue, en Erla, un vecino querido y admirado por su afán por el conocimiento y la cultura, pero no quedan apenas referencias. Sólo queda el recuerdo de la familia que no quiere perder parte de sus raíces con la memoria de este erlano  ilustre.

                José Arcadio

lunes, 31 de octubre de 2011

EL CEMENTERIO

Por las fechas de las sepulturas más antiguas, parece ser que el cementerio de Erla data de principios del siglo XX. Hubo otro junto a la Iglesia de Santa María la Mayor, fuera del recinto fortificado, que fue desalojado debido a la expansión del pueblo.

Al entrar, llama la atención la gran cantidad de tumbas en tierra que se encuentran dispersas por todo el Camposanto, con cruces de forja y porcelana, y que pertenecen, en su mayor parte, a niños de corta edad. También hay sepulturas  talladas en piedra, de gran belleza.

Todo el contorno lo forman los primeros nichos que se construyeron, alternando con panteones familiares.

Ya en medio del recinto, se han ido levantando, en los últimos años, varias fases de nichos nuevos, que son los que hoy se utilizan para los enterramientos.

No faltan, salpicados a discrección, los "enhiestos surtidores de sombra y sueños", como los calificó el poeta en el fervor de Silos.

Al fondo, recientemente restauradas, se encuentran la Capilla y la sala de autopsias.

Entrando, a la izquierda, se ha construído un columbario, que viene a atender las necesidades de los que hoy, cada vez más, optan por la incineración de los restos.

También hay un monolito que recuerda a los que, en este lugar, fueron asesinados por el régimen franquista durante la Guerra Civil y permanecieron ocultos y olvidados en una fosa común durante setenta años.

En estos días de Todos los Santos y del  Día de los Difuntos, se pierde un poco el ambiente triste y silencioso que se respira el resto del año. Las sepulturas se visten de flores que quieren ser homenaje y recuerdo para los que se han ido.

Respetemos y cuidemos nuestro cementerio y que, los que ya lo habitan, descansen en paz.

                                    José Arcadio.








domingo, 23 de octubre de 2011

LOS GITANOS

Hasta los años 70, de vez en cuando, solían pasar por Erla y otros pueblos familias de gitanos.
Eran familias nómadas que recorrían la geografía aragonesa y española, cargados de niños y sobreviviendo como podían dedicándose a lo que sabían hacer.
Había cesteros, estañadores, paragüeros, tratantes de caballerías. Normalmente, eran gente honrada, excluída por la sociedad que los reprimía, a menudo, a través de la Guardia Civil de entonces.

Recuerdo que, en los años 60 venían, muchas veces , el Chato y la Martina. Eran gente seria. arreglaban pucheros, calderos , paraguas y otros objetos. También hacían algún capazo, espuerta o roscadero y así lograban, a duras penas, mantenerse.

Alguna vez veíamos venir, por la carretera de Ejea, una caravana tirada por mulas. Eran los gitanos que venían con más frecuencia y se solían quedar largas temporadas. Se dedicaban a la cestería. Tenían cuatro o cinco hijos y se  alojaban en la cochera de Pepe El Tendero, frente al actual Casino, sin agua ni luz y al calor de una hoguera en el suelo.

Recuerdo los nombres de algunos de los niños (Julián, Moisés y Antonieta). Durante el tiempo que estaban en Erla iban a la escuela, donde llegaban a convivir  con nosotros con total normalidad, a pesar de sus ropas características y su falta de higiene.

Eran verdaderos artesanos del mimbre y de la caña que daban un buen servicio a los agricultores de entonces, necesitados de utensilios para la vendimia y otras tareas del campo.


Casi nunca se les reconocía realmente su valor como un eslabón en la sociedad rural de entonces, pero formaron parte de la historia y de la actividad económica de este pueblo y de otros muchos.
Me recuerdan a Melquíades, que acudía a Macondo , a menudo,  con sus raros artilugios e inventos que sacaban de quicio a Úrsula.
No podíais faltar en este blog.
                                                     José Arcadio.

domingo, 16 de octubre de 2011

LOS BARES DE ANTAÑO

He oído hablar del bar de la Maravillas, que no lo conocí, pero debío
 de estar por el Charco y bastante frecuentado en los años 50 y 60.

El primero del  que tengo recuerdos es de El Volante, un bar grande, en la calle Abadía, donde mi abuelo solía ir a echar la partida , a tomar el café y a fumarse un cuartelero con los amigos.

El Paraíso era un bar que estaba en lo que hoy es el Ayuntamiento y, los domingos, después de salir de Misa se abarrotaba de gente a tomar el vermouth. Por cierto, había una gran cantidad de tapas y banderillas de gran calidad. Este bar,con el mismo nombre, al cabo de unos años, se trasladó al otro lado del portal.

En la calle Agustín Ungría, ya cerca del Plegadero, estaba el Casino. Desde tiempos de la República, fue Danubio Azul, con sala de baile y grandes atracciones musicales.

Más tarde, en los años 70,  el Casino se fue un poco más arriba, a casa de La Sra. Piedad. El bar estaba arriba y el salón de baile en la planta baja.En verano, nos hacía helados caseros por una peseta.

En la carretera, se abrió el bar Las Palmeras, y en la Plaza del Auto, el Bar Plaza. Estos, pronto destacaron porque acapararon a toda la juventud y tenían música permantente con las sinfonolas.

Los domingos, la mayoría de los niños teníamos apenas dos o tres pesetas para gastar. El primer desembolso lo hacíamos en casa Conrado, tienda bien surtida de golosinas y otras exquisiteces de entonces, igual que casa Abel.

Con otra peseta, solíamos ir al Volante  a tomarnos un vaso de gaseosa para poder ver alguna serie de televisión de las que había entonces, como Daniel Boon, Trampas, etc. Alargábamos el vaso de gaseosa todo lo que podíamos para acabar de ver la serie sin que nos echaran. El resto de la tarde, ya lo pasabas  como furtivo donde se podía.

En las Palmeras, podías entrar, hasta que  José salía dando palmas para echar a los que no consumíamos nada. Ya, más adelante, siendo casi adolescentes y con un poco más de poder adquisitivo, podíamos acceder a la sala de la sinfonola, donde pasábamos tardes inolvidables y donde descubrimos la música de entonces.

El bar Plaza era un bar de trasnochar un poco más, sobretodo entre semana, donde había buen ambiente y buenas partidas.

El último bar que se hizo fue el Casino que actualmente conocemos,bien equipado y que, en sus años buenos, era sede de largas veladas .

Lógicamente, con la despoblación los bares se fueron cerrando; hoy, con la crisis,las prohibiciones de fumar y beber si conduces, los bares que quedan, subsisten a duras penas.

Fueron años buenos. Nos quedan dos y, un poco más lejos, La perla.
Anima mucho  y acapara casi toda la actividad, en verano, el bar de las Piscinas.

Seguro que todos hemos pasado buenos ratos en cada uno de ellos.

Sí conocéis alguno más, anterior a mi memoria, os agradecería que lo describieseis en los comentarios.
Salud.  
José Arcadio.

viernes, 30 de septiembre de 2011

La Asociación de mujeres




Este video se hizo con motivo de dar a conocer el pueblo de Erla a la gran cantidad de visitantes que acudieron con  motivo del Mercado Medieval que organizaron
 y con el que triunfaron.

Sirva este sitio para rendir homenaje a la labor que viene desarrollando la Asociación de Mujeres La corona durante los últimos años .

miércoles, 28 de septiembre de 2011

DE ESPALDAS AL RÍO

Abraza a Erla, formando un enorme meandro, el río Arba de Biel. Es un río estacional que, una buena parte del año, se abastece de su propio caudal, pero, en verano y parte del otoño, tiene que ser ayudado por el canal de Bárdenas para  mantener la vida.
Nace en Biel. en las faldas de la Sierra de Santo Domingo, pasa por El Frago, Luna y Erla, antes de reunirse con su hermano , el Arba de Luesia, en Ejea de los Caballeros, para seguir el camino juntos hasta el Ebro, en Tauste.
A lo largo de su trayectoria, se suceden estampas de singular belleza y parajes idílicos que a veces no valoramos.

Hace unos cuantos años, cuando no había piscinas en el pueblo, el río Arba era protagonista de nuestras mejores actividades. Era destino habitual de nuestros paseos escolares con los maestros, lugar de pesca donde podíamos encontrar barbos, cangrejos autóctonos, ranas, madrillas, etc, y destino de ocio para las tardes de verano, donde nos gustaba reunirnos para el baño.

No hemos olvidado la Fuente de la Teja, bello lugar, hoy ignorado, donde los más pequeños pasaban largas horas chapoteando. La fuente, a la que nunca conocí con teja, sino con una caña por la cual salía el agua fresca, servía de taberna gratuita cuando era difícil conseguir una cocacola.

Los niños algo  más mayores, iban al Paso Cabañal, con aguas un poco más profundas, a escasos doscientos metros más arriba.

Hoy vivimos de espaldas al río, no nos acordamos de él más que,a su paso por la piscina, en verano, que refresca el ambiente y deja admirados a los visitantes por su bella estampa.

A mi amigo, el poeta, le gusta recrearse por algunos de los pocos lugares donde , a orillas del río, se puede hoy pasear.






Por eso canta a alguno de esos parajes que le inspiran. Aquí os dejo una muestra.

Aquel rincón


abierto entre los chopos

a la orilla del río

evoca mis recuerdos.



Tirita el alma

con el violín del viento

y el ruido de los árboles

estremece mi ánimo

en un escalofrío

que tranquiliza y sana.



Los sueños me acompañan

y, de banda sonora,

el murmullo del agua.



La paz que se respira

y la tarde pausada

serenan mi mirada.



El río está feliz

de interpretar baladas

y mi alma las recibe

como a vendas las llagas.



Si este lugar nació

antes que mi nostalgia,

¿dónde estaría yo

para no eliminarla?



El río que se va

y vuelve y es el mismo,

eterno caminante,

que pasa, pero queda

y baila y canta y ríe

aunque no llegue el alba.



Con las aves que cantan

y los grillos que ríen

rejuvenece mi alma

en el refugio triste,

privilegio del Arba.

domingo, 25 de septiembre de 2011

EL VIEJO MOLINO

Si caminamos hacial final del pueblo por la calle del Molino, cuando llegamos a ver las faldas de La Corona, descubriremos un viejo edificio de piedra, invadido por un enorme olmo y atenazado en todas sus paredes por hiedras, que parece que quieran evitar que se acabe de derrumbar.

Este edificio es el que da nombre a la calle . Es el antiguo molino que un día sirvió para moler los cereales que se utilizaban en el pueblo para hacer pan, pienso para los animales, etc.

Por sus entrañas pasa un acequia que proviene de la Fila de la Canal, bordea el cementerio y la Corona y llega a "el Cubo", donde forma varias cascadas y se precipita con fuerza contra el suelo, detrás del Molino.




Esta fuerza del agua era la única energía que necesitaba para funcionar. El agua, por supuesto, no se perdía, sino que, después de haber servido para lavar la ropa y la vajilla a las vecinas de La Corona, y dar fuerza al Molino, se utilizaba para regar los huertos y acababa en el mismo río  del que partió unos kilómetros más arriba. Aquéllas sí eran energías renovables.

Yo siempre he conocido el Molino cerrado y en mal estado, pero debió ser un edificio singular que valdría la pena recuperar como patrimonio del pueblo.

Creo que, actualmente, pertenece a la Confederación Hidrográfica del Ebro.

 Invito a los responsables de esta institución a que lo piensen.

viernes, 23 de septiembre de 2011

HA EMPEZADO EL OTOÑO

Ya ha empezado el otoño- Giran ,en algunos rincones y placetas del pueblo. remolinos de hojas secas que lo han venido anunciando, igual que los atardeceres con crepúsculos de intensos colores dulces y cálidos.



El otoño es la madurez, la madurez de los frutos. Es como si la tierra ya hubiese criado a sus hijos y entrase en celo, de nuevo, para volver a parir en primavera.



En el Plegadero de Erla también hay ambiente de otoño. Escasean los niños y abunda la madurez. Hay una atmósfera triste, pero agradable.


Los vecinos han vuelto a sus tareas cotidianas, los niños, al colegio. El Ayuntamiento funciona con normalidad, pero la gente esperaba el otoño para ver cómo empieza el curso de la nueva corporación municipal. Muchos están convencidos de que ,esta vez, a pesar de la crisis y de los problemas económicos, va a ser una buena legislatura, no por la abundancia, sino por la unión entre los diferentes grupos políticos.
Parece que no hay radicalismos absurdos ni enfrentamientos . Esperemos que sean cuatro años de armonía y buena voluntad.

jueves, 22 de septiembre de 2011

CASA FERMÍN

Para los que no conocisteis a Fermín os diré que era un gran personaje, a pesar de su baja estatura (No más de metro cuarenta).

Era un hombre bueno y amable, servicial y responsable, hasta el último detalle, con su trabajo.Le gustaba jugar a las cartas ( al guiñote), después de comer y , en este arte, era duro de roer.

Si miráis enfrente de la tienda de Cristina, junto al Plegadero,hay una puerta verde, bastante grande, de madera. Ahí estaba "Casa Fermín". No era su casa, sino una tienda, un ultramarinos completísimo donde podías comprar desde unas alpargatas,  hasta pienso para los conejos o los pollos, pasando por el vino, los licores, las galletas, el aceite, el chocolate, la carne de membrillo, el bacalao, las sardinas de cubo (¡qué ricas!),cuadernos, libretas, lapiceros, gomas y un largo etcétera que sólo él podría recordar.

Fermín era un hombre muy sociable, pero serio para su negocio. Durante años llevó el establecimiento sin muchas variaciones,todo estaba siempre en el mismo sitio, limpio y ordenado, con el mismo olor a sardinas de cubo.

Cuando mi abuelo me mandaba, algunas tardes, a comprar un lata de sardinas para merendar, a Casa Fermín, me entretenía un rato. Me contaba cosas de cuando era joven. Decía que tocaba muy bien la bandurria, pero que, con el tiempo, los dedos se le habían hecho muy gordos y ya no le cabían en los trastes.

Cuando se jubiló, se fue a la Residencia de Ancianos de Jaca, donde vivió hasta su muerte. Me lo encontré, varias veces, paseando por el entorno de la residencia y pude comprobar que era feliz, a pesar de que añoraba Erla.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA TIA EMILIA

LA TIA EMILIA








No había verano para aquella mujer, aquella mártir, que de haber justicia en el Vaticano, sería , hoy, una santa que desbancaría a San José de Calasanz como patrón de los maestros.



La escuela de "los cagones", que así se llamaba de forma extraoficial, era un pequeño local donde treinta o cuarenta niños menores de cinco años éramos depositados por nuestras madres, para que ellas pudieran dedicarse tranquilamente a sus menesteres.



La Tía Emilia lo aceptaba todo. Me río ahora de las reivindicaciones de los maestros de hoy que , aún teniendo razón, defienden horarios y cupos de no más de quince alumnos por aula. No había posibilidad de coger la baja por enfermedad, agotamiento o depresión.



Imagínate un aula sin pupitres, sólo bancos pegados a las paredes y una silla para la maestra. No había aseos ni recreo, ni jefe de estudios, ni conserje , ni tutor... La Tía Emilia se ocupaba de todo.



Las madres, a la una y a las cinco, recogían a sus hijos, limpios como el oro. Los niños ya habían rezado el Ängelus por la mañana y el Rosario, por la tarde. Cada niño., según su nivel, había leído su página de la Cartilla y había sumado y restado. Si había alguna riña, la Tía Emilia la resolvía, peinaba a los contendientes y los entregaba a sus madres como si nada hubiese pasado.



A los cinco años, cuando en el mes de septiembre nuestras madres nos llevaban a la escuela de los mayores, sabíamos leer, escribir, sumar, restar y convivir.

 Eran días tristes para la Tía Emilia que , viéndonos pasar por la calle desde su silla, ocultaba sus lágrimas de nostalgia para no contagiar a sus nuevos alumnos.

martes, 13 de septiembre de 2011

ME QUEDO EN ERLA

Ha pasado mucho tiempo. Han pasado otoños, veranos, primaveras e inviernos; martes, viernes, bodas y entierros.

 El Plegadero sigue ahí, impasible, la gente sube y baja y cruza y vuelve. Hay gente nueva y... falta gente. Erla sigue. Todavía hay quien acaba de descubrir Erla.

Erla está vivo. Y, si no, que se lo pregunten a los jóvenes, a los más jóvenes que, sin ser ya niños, no son  todavía adolescentes. Creo que son los que más disfrutan del verano.
 Han descubierto aquí lo que no han logrado desvelar durante el año en los colegios, en sus barrios...Algo tiene Erla.

¿ Y los adolescentes? ¿Dónde iban ellos a pasar el verano que han pasado? Libertad de horarios, recorrido ilimitado. No hay control . Son felices. Y , si no, que le pregunten al abrevadero.

He visto gente nueva  este verano con cara de satisfacción y con ganas de no irse de Erla.  Y volverán.

Quedamos los de siempre, los que vivimos aquí todo el año, con diferentes edades. Nos conocemos tan bien que, a veces, nos criticamos a escondidas. Pero, en el fondo, nos queremos y nos querremos siempre.

Por supuesto, nos  quedamos.

Pido perdón por este enorme lapsus.  Me quedo en Erla.
CONTINUAMOS.......


LA FUENTE VIEJA



Al final del camino

te la encuentras oculta,

a la sombra del pino,

monótona y adulta.


Un estanque refleja,

antes del lavadero,

la fresca fuente vieja,

antiguo abrevadero.


De tus hermosos caños

sólo uno dejaron

la desidia y los años

que de tí se olvidaron
.

Cántaros y botijos

hasta el borde llenaste.

la sed de nuestros hijos,

generosa, saciaste.


Gueto de enamorados,

lugar de encuentros.

Tus muros olvidados,

recuerdos nuestros.