sábado, 19 de noviembre de 2011

LA MATACÍA

Desde tiempos inmemoriales, a partir de Todos los Santos hasta la primavera, se
celebraba en todas las casas de Erla la matacía.

Varias horas antes de llegar la luz del día, las hogueras en los corrales anunciaban
la fiesta.  Un caldero sobre la lumbre calentaba agua y los miembros de la familia,
acompañados de familiares y amigos preparaban todo lo necesario para lo que ha
sido, durante siglos, una parte muy importante de la economía familiar para el resto
del año.

Cuando el agua del caldero estaba en ebullición, se sacaba
el cerdo de la zolle y el matachín, con la ayuda de un gancho
arrastraba al animal hasta la vacía.

Con la ayuda de varios hombres fuertes que lo sujetaban de
las patas y el rabo, el matachín degollaba al cerdo y la mujer
de la casa recogía y removía con la mano la sangre.


Los que éramos niños, en aquellos tiempos, solíamos colaborar sujetando el rabo.
Disfrutábamos de un espectáculo inolvidable durante la horas previas a la escuela.

Cuando el cerdo estaba muerto, se daba la vuelta a la vacía y se introducía dentro
al animal.  El agua caliente del caldero servía para escaldarlo y lavarlo.

Una vez libre de pelo y suciedad, labor que se realizaba con unos cazos apropiados
para ello, el cerdo se colgaba de las patas traseras a una anilla que había clavada en
un madero, con la ayuda de una soga y un balancín.



El matachín continuaba su labor destripando el
cerdo y extrayendo el hígado, asadura, riñones,
corazón y las mantecas.

Después sacaba la vechiga , que habría de servir
después, para hacer una gran morcilla.



Una vez colgado el cerdo, el matachín se iba a otra casa para hacer lo mismo.
En las brasas se asaban trozos de hígado y chinchorras, con las que todos los
asistentes almorzaban.

Después del almuerzo, las mujeres limpiaban la tripa para poder hacer los
embutidos.

El resto de la mañana, el cerdo se joreaba colgado, a la espera de que, después
 de comer, el matachín volvía para partir las diferentes piezas(jamones, paletillas,
espalda, lomos, papadas, cabeza, etc).

Ya por la tarde, las mujeres capolaban la carne para hacer los chorizos y las
longanizas, ponían el lomo y las costillas en conserva de manteca y cocían las
morcillas en el caldero.




El hombre de la casa salaba los jamones , paletillas y papadas para, unas semanas
 más tarde, colgarlos.

Era una jornada completa y fascinante donde todos los miembros de la familia
colaboraban de una u otra manera.

Esta tradición se ha ido perdiendo hasta, prácticamente, su desaparición.

Recuerdo con nostalgia  grandes matachines en Erla, como Antonio "Dindín",
Marino  y José Antonio Lasierra. 

También quiero recordar a una gran mondonguera  que solía acudir a casi todas
las matacías para ayudar a las mujeres. Era la señora María de Cazo, una gran
profesional en  este arte.

Hay pueblos donde todavía se celebra, como fiesta tradicional, la fiesta  de la
matacía.




















3 comentarios:

  1. Que buenos recuerdos; para los que eramos niños era un día de fiesta y nervios,cuando cogían los hombres el cerdo como chillaba nos daba un poco de miedo,me encantaba ponerme un nini delantal que nos habia hecho mi madre y ponerme a su lado a recoger la sangre y mi padre que era el matachin me manchara de sangre el delantal,para mi era lo mas ya que había participado en algo grande. Pasábamos el día en compañía de familiares y amigos que entre todos hacíamos la matacia.

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  2. Se repartía presente por algunas casas. Recuerdo con cuánta alegría era recibido en mi casa: Unas bolas, dos morcillas, un trozo de "chullica veteada..."

    La vejiga hinchada para balón...

    Siempre hacía frío ese día. Las mujeres a lavar "las tripas al Arba. Traer mucha agua de la fuente. El suelo con serrín, si llovía...

    Los hombres, después de comer, charrado al amparo de un rayo de sol...

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  3. Que bueno estaba todo.Los embutidos de la fotografia no tienen mala pinta ummm que ricos.( Lastima de colesterol )

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