viernes, 26 de septiembre de 2025

 

OFICIOS PERDIDOS 1.- HERREROS.






Hace sesenta ños, el herrero era un oficio fundamental para el buen funcionamiento de la actividad en Erla, como en cualquier otro pueblo.


Había varias herrerías. Conocí una en la calle Cortes de Aragón (detrás de los corrales). Sé que trabajaban bien el hierro, por referencias de otras personas. Con forja, reparaban y construían herramientas y aperos de labranza. También herraban caballerías.


En la esquina de la calle Fernando el Católico con la calle de la Fuente estaba la herrería de Modesto Ruiz, que mla regentaba junto con sus hijos Gabriel y Jesús, aunque éstos destacaban más en la mecánica de tractores y maquinaria del campo.


La herrería que mejor recuerdo es la que se encontraba en la calle Paules, muy cerca de mi casa.

Mariano Mincholé era un hombre paciente, serio, un poco triste, pero muy buena persona y buen trabajador de su oficio.

Yo tenía seis o siete años y, al salir de la escuela. Muchos días cogía la merienda y me metía en la herrería. Me gustaba mucho porque tenía muchas herramientas. Las que más me gustaban eran un taladro de columna totalmente manual, con un volante de inercia arriba y una manivela de la que yo me colgaba, disfrutando he hacer agujeros en las maderas que tenía. También me gustaba un gran fuelle que servía para atizar la fragua de carbón. Era muy grande y estaba colgado del techo. Tenía unos dos metros de largo y, al tirar de una anilla, se plegaba y expulsaba el aire sobre la fragua.

Lo que más molestaba al señor Mariano es que yo golpease su enorme yunque con un martillo.

Muchas tardes, veía herrar las caballerías. Era un trabajo minucioso y no exento de riesgo. Él mismo fabricaba las herradoras de forja.

A los niños nos hacía aros de hierro para correr por las calles, que era un juego muy habitual entonces.

Para mí era todo un espectáculo ver como un trozo de hierro se convertía en herradura, teja de arado, o una llave, a base de fuego y golpes en el yunque. Era un artista al que rindo homenaje por haberme hecho feliz en mi niñez.



Otro herrero, un poco más reciente, fue Lorenzo Orduña, venido de Farlete y casado en Erla.

Dominaba la forja, pero se especializó en maquinaria agrícola. Traté menos con él que con los anteriores.


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