viernes, 30 de septiembre de 2011

La Asociación de mujeres




Este video se hizo con motivo de dar a conocer el pueblo de Erla a la gran cantidad de visitantes que acudieron con  motivo del Mercado Medieval que organizaron
 y con el que triunfaron.

Sirva este sitio para rendir homenaje a la labor que viene desarrollando la Asociación de Mujeres La corona durante los últimos años .

miércoles, 28 de septiembre de 2011

DE ESPALDAS AL RÍO

Abraza a Erla, formando un enorme meandro, el río Arba de Biel. Es un río estacional que, una buena parte del año, se abastece de su propio caudal, pero, en verano y parte del otoño, tiene que ser ayudado por el canal de Bárdenas para  mantener la vida.
Nace en Biel. en las faldas de la Sierra de Santo Domingo, pasa por El Frago, Luna y Erla, antes de reunirse con su hermano , el Arba de Luesia, en Ejea de los Caballeros, para seguir el camino juntos hasta el Ebro, en Tauste.
A lo largo de su trayectoria, se suceden estampas de singular belleza y parajes idílicos que a veces no valoramos.

Hace unos cuantos años, cuando no había piscinas en el pueblo, el río Arba era protagonista de nuestras mejores actividades. Era destino habitual de nuestros paseos escolares con los maestros, lugar de pesca donde podíamos encontrar barbos, cangrejos autóctonos, ranas, madrillas, etc, y destino de ocio para las tardes de verano, donde nos gustaba reunirnos para el baño.

No hemos olvidado la Fuente de la Teja, bello lugar, hoy ignorado, donde los más pequeños pasaban largas horas chapoteando. La fuente, a la que nunca conocí con teja, sino con una caña por la cual salía el agua fresca, servía de taberna gratuita cuando era difícil conseguir una cocacola.

Los niños algo  más mayores, iban al Paso Cabañal, con aguas un poco más profundas, a escasos doscientos metros más arriba.

Hoy vivimos de espaldas al río, no nos acordamos de él más que,a su paso por la piscina, en verano, que refresca el ambiente y deja admirados a los visitantes por su bella estampa.

A mi amigo, el poeta, le gusta recrearse por algunos de los pocos lugares donde , a orillas del río, se puede hoy pasear.






Por eso canta a alguno de esos parajes que le inspiran. Aquí os dejo una muestra.

Aquel rincón


abierto entre los chopos

a la orilla del río

evoca mis recuerdos.



Tirita el alma

con el violín del viento

y el ruido de los árboles

estremece mi ánimo

en un escalofrío

que tranquiliza y sana.



Los sueños me acompañan

y, de banda sonora,

el murmullo del agua.



La paz que se respira

y la tarde pausada

serenan mi mirada.



El río está feliz

de interpretar baladas

y mi alma las recibe

como a vendas las llagas.



Si este lugar nació

antes que mi nostalgia,

¿dónde estaría yo

para no eliminarla?



El río que se va

y vuelve y es el mismo,

eterno caminante,

que pasa, pero queda

y baila y canta y ríe

aunque no llegue el alba.



Con las aves que cantan

y los grillos que ríen

rejuvenece mi alma

en el refugio triste,

privilegio del Arba.

domingo, 25 de septiembre de 2011

EL VIEJO MOLINO

Si caminamos hacial final del pueblo por la calle del Molino, cuando llegamos a ver las faldas de La Corona, descubriremos un viejo edificio de piedra, invadido por un enorme olmo y atenazado en todas sus paredes por hiedras, que parece que quieran evitar que se acabe de derrumbar.

Este edificio es el que da nombre a la calle . Es el antiguo molino que un día sirvió para moler los cereales que se utilizaban en el pueblo para hacer pan, pienso para los animales, etc.

Por sus entrañas pasa un acequia que proviene de la Fila de la Canal, bordea el cementerio y la Corona y llega a "el Cubo", donde forma varias cascadas y se precipita con fuerza contra el suelo, detrás del Molino.




Esta fuerza del agua era la única energía que necesitaba para funcionar. El agua, por supuesto, no se perdía, sino que, después de haber servido para lavar la ropa y la vajilla a las vecinas de La Corona, y dar fuerza al Molino, se utilizaba para regar los huertos y acababa en el mismo río  del que partió unos kilómetros más arriba. Aquéllas sí eran energías renovables.

Yo siempre he conocido el Molino cerrado y en mal estado, pero debió ser un edificio singular que valdría la pena recuperar como patrimonio del pueblo.

Creo que, actualmente, pertenece a la Confederación Hidrográfica del Ebro.

 Invito a los responsables de esta institución a que lo piensen.

viernes, 23 de septiembre de 2011

HA EMPEZADO EL OTOÑO

Ya ha empezado el otoño- Giran ,en algunos rincones y placetas del pueblo. remolinos de hojas secas que lo han venido anunciando, igual que los atardeceres con crepúsculos de intensos colores dulces y cálidos.



El otoño es la madurez, la madurez de los frutos. Es como si la tierra ya hubiese criado a sus hijos y entrase en celo, de nuevo, para volver a parir en primavera.



En el Plegadero de Erla también hay ambiente de otoño. Escasean los niños y abunda la madurez. Hay una atmósfera triste, pero agradable.


Los vecinos han vuelto a sus tareas cotidianas, los niños, al colegio. El Ayuntamiento funciona con normalidad, pero la gente esperaba el otoño para ver cómo empieza el curso de la nueva corporación municipal. Muchos están convencidos de que ,esta vez, a pesar de la crisis y de los problemas económicos, va a ser una buena legislatura, no por la abundancia, sino por la unión entre los diferentes grupos políticos.
Parece que no hay radicalismos absurdos ni enfrentamientos . Esperemos que sean cuatro años de armonía y buena voluntad.

jueves, 22 de septiembre de 2011

CASA FERMÍN

Para los que no conocisteis a Fermín os diré que era un gran personaje, a pesar de su baja estatura (No más de metro cuarenta).

Era un hombre bueno y amable, servicial y responsable, hasta el último detalle, con su trabajo.Le gustaba jugar a las cartas ( al guiñote), después de comer y , en este arte, era duro de roer.

Si miráis enfrente de la tienda de Cristina, junto al Plegadero,hay una puerta verde, bastante grande, de madera. Ahí estaba "Casa Fermín". No era su casa, sino una tienda, un ultramarinos completísimo donde podías comprar desde unas alpargatas,  hasta pienso para los conejos o los pollos, pasando por el vino, los licores, las galletas, el aceite, el chocolate, la carne de membrillo, el bacalao, las sardinas de cubo (¡qué ricas!),cuadernos, libretas, lapiceros, gomas y un largo etcétera que sólo él podría recordar.

Fermín era un hombre muy sociable, pero serio para su negocio. Durante años llevó el establecimiento sin muchas variaciones,todo estaba siempre en el mismo sitio, limpio y ordenado, con el mismo olor a sardinas de cubo.

Cuando mi abuelo me mandaba, algunas tardes, a comprar un lata de sardinas para merendar, a Casa Fermín, me entretenía un rato. Me contaba cosas de cuando era joven. Decía que tocaba muy bien la bandurria, pero que, con el tiempo, los dedos se le habían hecho muy gordos y ya no le cabían en los trastes.

Cuando se jubiló, se fue a la Residencia de Ancianos de Jaca, donde vivió hasta su muerte. Me lo encontré, varias veces, paseando por el entorno de la residencia y pude comprobar que era feliz, a pesar de que añoraba Erla.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA TIA EMILIA

LA TIA EMILIA








No había verano para aquella mujer, aquella mártir, que de haber justicia en el Vaticano, sería , hoy, una santa que desbancaría a San José de Calasanz como patrón de los maestros.



La escuela de "los cagones", que así se llamaba de forma extraoficial, era un pequeño local donde treinta o cuarenta niños menores de cinco años éramos depositados por nuestras madres, para que ellas pudieran dedicarse tranquilamente a sus menesteres.



La Tía Emilia lo aceptaba todo. Me río ahora de las reivindicaciones de los maestros de hoy que , aún teniendo razón, defienden horarios y cupos de no más de quince alumnos por aula. No había posibilidad de coger la baja por enfermedad, agotamiento o depresión.



Imagínate un aula sin pupitres, sólo bancos pegados a las paredes y una silla para la maestra. No había aseos ni recreo, ni jefe de estudios, ni conserje , ni tutor... La Tía Emilia se ocupaba de todo.



Las madres, a la una y a las cinco, recogían a sus hijos, limpios como el oro. Los niños ya habían rezado el Ängelus por la mañana y el Rosario, por la tarde. Cada niño., según su nivel, había leído su página de la Cartilla y había sumado y restado. Si había alguna riña, la Tía Emilia la resolvía, peinaba a los contendientes y los entregaba a sus madres como si nada hubiese pasado.



A los cinco años, cuando en el mes de septiembre nuestras madres nos llevaban a la escuela de los mayores, sabíamos leer, escribir, sumar, restar y convivir.

 Eran días tristes para la Tía Emilia que , viéndonos pasar por la calle desde su silla, ocultaba sus lágrimas de nostalgia para no contagiar a sus nuevos alumnos.

martes, 13 de septiembre de 2011

ME QUEDO EN ERLA

Ha pasado mucho tiempo. Han pasado otoños, veranos, primaveras e inviernos; martes, viernes, bodas y entierros.

 El Plegadero sigue ahí, impasible, la gente sube y baja y cruza y vuelve. Hay gente nueva y... falta gente. Erla sigue. Todavía hay quien acaba de descubrir Erla.

Erla está vivo. Y, si no, que se lo pregunten a los jóvenes, a los más jóvenes que, sin ser ya niños, no son  todavía adolescentes. Creo que son los que más disfrutan del verano.
 Han descubierto aquí lo que no han logrado desvelar durante el año en los colegios, en sus barrios...Algo tiene Erla.

¿ Y los adolescentes? ¿Dónde iban ellos a pasar el verano que han pasado? Libertad de horarios, recorrido ilimitado. No hay control . Son felices. Y , si no, que le pregunten al abrevadero.

He visto gente nueva  este verano con cara de satisfacción y con ganas de no irse de Erla.  Y volverán.

Quedamos los de siempre, los que vivimos aquí todo el año, con diferentes edades. Nos conocemos tan bien que, a veces, nos criticamos a escondidas. Pero, en el fondo, nos queremos y nos querremos siempre.

Por supuesto, nos  quedamos.

Pido perdón por este enorme lapsus.  Me quedo en Erla.
CONTINUAMOS.......


LA FUENTE VIEJA



Al final del camino

te la encuentras oculta,

a la sombra del pino,

monótona y adulta.


Un estanque refleja,

antes del lavadero,

la fresca fuente vieja,

antiguo abrevadero.


De tus hermosos caños

sólo uno dejaron

la desidia y los años

que de tí se olvidaron
.

Cántaros y botijos

hasta el borde llenaste.

la sed de nuestros hijos,

generosa, saciaste.


Gueto de enamorados,

lugar de encuentros.

Tus muros olvidados,

recuerdos nuestros.